El término musicoterapia, se refiere al uso de la música y de sus elementos (sonidos, ritmos, melodías) en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes. Tiene como finalidad el desarrollar y/o restaurar las funciones del individuo de tal manera que éste pueda lograr una mejor integración y una mejora en la calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.
Para datar el origen del uso de la música como terapia habría que remontarse a la prehistoria, ya que se usaba en los rituales y procesos de curación de los sanadores y hechiceros. Pero no es hasta la antigua Grecia cuando se aplica de forma teórica y fundamentada científicamente. Platón en su obra La Republica, considera la importancia de la música como parte principal en el proceso educativo, e incluso le llega a dar un carácter divino, ya que esta podía dar placer o relajar al individuo. Otro gran filósofo griego, Aristóteles, a través de la teoría del Ethos (fundamental en la musicoterapia) indicaba que la música y el ser humano estaban estrechamente relacionados, y que la música podía modificar el estado de ánimo de los seres humanos.
A día de hoy, la musicoterapia es una poderosa herramienta en el tratamiento de las adicciones, tales como el tabaco, el alcohol, o las drogas.
Se han desarrollado distintas estrategias terapéuticas en función del tipo de adicción, teniendo en cuenta la parte física, y sobre todo la psicológica que implican las distintas adicciones.
La adicción es un importante problema de salud que influye en tres partes: la psicológica, la biológica y la social. El proceso terapéutico de la musicoterapia está dirigido a la creación y modificación de espacios y otros vínculos que tengan que ver con la búsqueda de la salud en sus tres vertientes. Estos cambios se trabajan a través del movimiento de la voz, del cuerpo o de la generación de sonidos a través de instrumentos o de la combinación de varios de ellos o también a través de la escucha de piezas musicales.
Las emociones juegan aquí un papel fundamental. El trastorno adictivo, sobretodo en el caso del consumo de sustancias produce una distorsión y alteración de las emociones. La terapia musical va a ser capaz de leer esos estados corporales como discursos, como una forma de expresión no verbal y con el tiempo ir transformándolos hacia un mayor conocimiento de uno mismo y de los propios límites. Trabajando musicalmente el cuerpo y el alma mejorará la enfermedad biopsicosocial, y no solo ayudara a tratar la adicción, sino que también ayudara a prevenirlas y evitara las posibles recaídas.
Llegados a este punto, nos formulamos una pregunta clara en el tratamiento de las adicciones: qué tipo de música se debe utilizar.
Lo habitual es utilizar una música muy tranquila con un tempo bajo y no muy estridente, que nos ayude a relajarnos. La música tipo zen, o utilizada en los spas puede ser aplicable a este estilo. Tambien se ha comprobado que el canto gregoriano suele ser muy útil para conseguir ese estado de relajación, ya que utiliza los ritmos de respiración natural del cuerpo humano. Este tipo de música produce un estado relajante y sedante.
Pero no solo se utiliza música relajante en la musicoterapia. En función del estado del proceso de rehabilitación de dicha adicción, el uso de música estimulante puede favorecer a aumentar la energía corporal, estimular las emociones, y potenciar la autoestima.
Actividades como los bailes de salón (tango, vals, bolero), o bailes latinos (salsa, merengue, bachata) ayudan a mejorar el desarrollo y la valoración de uno mismo, y las relaciones interpersonales, potenciando la autoestima.
Por eso, desde Motiva te aconsejamos el uso de la música para superar todas tus metas.
Aunque con moderación, ya que la música es adictiva…¡¡la música es vida!!.
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