Cuando entramos en un negocio que tiene ambientación musical, esta nos puede llegar de forma pasiva (sin necesidad de atender a ella) o activa (focalizándonos en su contenido) y, por esta razón, podrá afectar más o menos inconscientemente y de diferentes formas en nuestro comportamiento de compra.
Muchas personas no se dan cuenta de que están acelerando el paso cuando la música es más rápida o de que han comprado un producto de mayor calidad porque en la sección en la que se vendía estaba sonando música clásica. Esas personas han oído, no escuchado.
Otras muchas entran en un negocio (por ejemplo, de moda) y desde el primer momento reconocen la música, despierta sus emociones de forma consciente y casi sienten la necesidad de bailar por los pasillos afectando a su forma de percibir los productos que se van encontrando. Este segundo grupo, además de oír, ha escuchado.
Estos ejemplos que te acabo de describir explican la diferencia entre «oír» y «escuchar», la cual radica en el nivel de atención y percepción que se dedica al acto de percibir sonidos y que define un comportamiento de compra más o menos inconsciente gracias a la música. Pero, ¿qué significan cada uno como tales?:
- Oír: Se refiere a la capacidad física de percibir sonidos a través del sentido del oído, de manera pasiva. Oír implica simplemente que los sonidos lleguen al oído sin necesariamente prestarles atención consciente o procesar su significado. Es un proceso más involuntario.
- Escuchar: Implica una acción más activa y consciente. Escuchar no solo involucra la percepción de sonidos a través del oído, sino también implica prestar atención, concentración y comprensión de lo que se está escuchando. Escuchar implica una interpretación activa de los sonidos y su significado.
En resumen, mientras que «oir» es más pasivo y se refiere a la mera percepción de sonidos, «escuchar» implica una acción más consciente y activa, que incluye prestar atención y comprender lo que se está oyendo. Esto es fundamental a la hora de definir el tipo de música para tu negocio porque dependiendo de ello, conseguirás un efecto u otro sobre la mente de los consumidores que lo visiten.
Pero hay algunos elementos particulares de la música que la convierten en más o menos consciente a oídos del consumidor. Un ejemplo, en este caso evidente, es el volumen. Si queremos que la música tome protagonismo (con las consecuencias positivas pero también negativas que ello pueda tener) subimos el volumen.
Otro caso menos evidente es que cuando la música que se reproduce en un establecimientos tiene voces, por ende, capta más nuestra atención y entonces pasamos a escuchar más que a oír. Cuando la música es instrumental suele ser más ambiental y se percibe de forma más pasiva.
En cuanto a estilos, la música electrónica tiene una cadencia más hipnótica y si no eres un amante de este género, tus oídos la percibirán de forma más inconsciente. En cambio, el pop o el rock tomarán mayor protagonismo y una consecuencia perceptible de ello es que empezarás a sentir que lo tarareas.
como puedes ver, el uso de la música tiene más misterio del que parece y es ahí cuando la mano de un profesional puede cambiarlo todo. En Motiva te diseñamos el ambiente que encaja al 100% con los valores de tu marca y con tus objetivos comerciales para influir en el comportamiento de tus clientes en la línea correcta. ¡Contáctanos y te decimos cómo hacerlo?
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