Música y Semana Santa: poniendo banda sonora a la Pasión

Semana Santa. Ese momento del año en el que las calles, especialmente las andaluzas, se llenan del aroma del incienso, de la luz de las velas y de las imágenes que las diversas Cofradías pasean con su particular caminar por las calles de nuestras ciudades. Es posiblemente una de las expresiones de fe más antiguas que existen. Ya desde el antiguo Egipto, los festivales dedicados a Dioses en las calles en fechas concretas del año, eran una realidad. Incluso semana-santa-01algunas imágenes de deidades primigenias, como Bast, eran transportadas por sus sacerdotes en barca a través del Nilo, para hacerlas llegar a los fieles de otras ciudades, que la recibían con danzas y vino.

Las procesiones de Semana Santa, recogen y continúan esas muestras de fe de la antigüedad y la trasladan al momento actual y a la religión cristiana, imprimiéndole un carácter único, con unas formas estéticas reconocibles en el mundo entero. Pero ese caminar procesional por las calles no tendría sentido, ni sería lo mismo, sin la música. El mecer de los tronos procesionales o el caminar de los fieles cumpliendo sus promesas, tienen un ritmo concreto gracias a las bandas musicales que interpretan sus marchas durante la procesión. Son ellos los que marcan ese ritmo y hacen que todo el conjunto tenga sentido y unidad. La música procesional ayuda a elevar el espíritu tanto de las cofradías como de los fieles. Uniendo a todos en el mismo sentir.

Compositores de música procesional se han encargado a través de los años de poner ritmo y sonido a la pasión de Cristo; desde su entrada triunfal en Jerusalén, su lento y atormentado caminar con la cruz a cuestas, hasta su resurrección.

Las bandas se encargan de llevar esas partituras a buen puerto, interpretando en directo durante la procesión sus notas, llenando las calles son su particular estilo, en el que los tambores y las trompetas son protagonistas sonoras de esa pasión. Muchas de estas semana-santa-02piezas musicales, se componen de forma exclusiva para determinadas cofradías, que al ser interpretadas año tras año, se convierten en auténticos himnos.

Pero hay ocasiones en las que la música procesional calla. Se detiene. Y lo hace en favor de otra expresión musical típica de la Semana Santa andaluza; la saeta. Toda una expresión artística, muchas veces improvisada, que es cantada y dedicada a las imágenes procesionales y que son interpretadas de forma apasionada y que va directa al corazón de los presentes.

Semana Santa y música. Dos elementos inseparables para entender esta muestra popular de fe.

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